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12-11-2015
DEBATE SOBRE EL EJERCITO
Japón es una potencia económica sin poderío militar.
Si bien desde siempre Japón se consideró un imperio (a veces denominado el Imperio del Sol Naciente), lo cierto es que no posee ejército propio.

Desde la derrota sufrida en la Segunda Guerra Mundial y las bombas atómicas detonadas en su territorio, el país aceptó la Declaración de Postdam en 1945 y el Ejército Imperial Japonés y la Armada Imperial Japonesa fueron abolidos y reemplazados por el ejército de ocupación dirigido por las fuerzas armadas de los Estados Unidos, que se hicieron cargo de la defensa japonesa.

Posteriormente, en 1952 y como consecuencia de la Guerra de Corea, la fuerza de reserva de la policía, la Guardia Marítima y el cuerpo antiminas de la Agencia de Seguridad marítima se reorganizaron constituyendo la Fuerza de Seguridad Nacional, la que fue concebida para rechazar un ataque, repeler una pequeña invasión o realizar una acción retardadora hasta recibir refuerzos de fuerzas aliadas. Ni está equipada ni consta de personal suficiente como para realizar una defensa eficaz por sí sola

No obstante ello, en vista de las actuales tensiones territoriales con las dos Coreas, Rusia y, sobre todo, con China, alrededor del 50% de la población del país apoya la revisión de la Constitución de 1947, que prohíbe la creación de un Ejército propio japonés.

Recién en julio de 2015, la Cámara baja del Parlamento japonés aprobó el proyecto de ley de seguridad nacional que permitirá que las Fuerzas de seguridad del país participen en operaciones en el exterior por primera vez desde el fin de la II Guerra Mundial. Los cambios legislativos, que han suscitado una fuerte oposición entre la opinión pública, posibilitan que pueda actuar en conflictos para proteger a sus aliados o relajan los límites a la participación en operaciones de mantenimiento de paz.
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