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12-10-2017
UN MATEMÁTICO, DE CORONEL MOM A ESLOVENIA
Blas Fernández está becado en una universidad de Eslovenia a raíz de la licenciatura en matemáticas que cursa en la Universidad de La Plata. Sus logros como estudiante le han permitido acceder a esta casa de altos estudios para formarse con el cuarto

 

Blas Fernández nació y creció en Coronel Mom. Cursó sus estudios en la escuela secundaria de esa localidad y está terminando la licenciatura en la Matemática en la Universidad de La Plata. Esta última instancia lo llevó a ganarse una beca para realizar una capacitación en una casa de altos estudios en Eslovenia donde permanecerá hasta el mes de marzo del próximo año.

A través de la aplicación Skype, pudimos dialogar con él, y la primera pregunta fue cómo llegó a estudiar en la Universidad de Primorska, ubicada en Koper. “Cuando mi profesora me nombró el lugar por primera vez, inmediatamente entré al sitio web de esa universidad. Pude ver que había becas para estudiantes de universidades europeas para que vayan a estudiar allí. Escribí un mail para ver si podía aplicar y, amablemente, me responden que no porque era de Argentina, no de una universidad europea. Al tiempo, sin esperarlo, como a los 5 meses, me escriben los eslovenos diciendo que si aún estaba interesado, que podían realizar un convenio con Argentina y aplicar para obtener una beca para estudiar en la Universidad de Primorska. Sin pensarlo, dije que sí. Y eso fue el primer paso de una cantidad no numerable de pasos que me llevaron a estar aquí. No había antecedentes de este tipo de convenios, o al menos, las personas a las que recurría, no lo sabían. Los eslovenos me pedían que los contactara con alguien de la universidad de La Plata, de relaciones internacionales para iniciar la gestión. Fui dificilísimo para mí. Me tuve que hacer cargo de eso y no tenía ni idea. Pero logré encaminarlo. Inicié las tratativas para hacer algo que quería pero con la certeza que quizás no lo obtendría, porque podría no resultar ser elegido, pero quería intentarlo”, nos contó Blas Fernández.


Se llegó al convenio para habilitar la beca y después qué faltaba…


-Finalmente, Eslovenia y Argentina firman un convenio en el cual estudiantes de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires, de la de La Plata y la de General Sarmiento podían participar durante un semestre estudiando en la Universidad de Primorska y alguien de la universidad eslovena podría ir a estudiar a Argentina. Una vez firmado el convenio, cada una de las tres universidades de Argentina debía realizar la convocatoria donde te pedían conocimientos de inglés, promedio superior a 8 y una carta en inglés explicando los motivos por los cuáles me gustaría ir. Cada universidad debía realizar lo mismo y elegir sólo un candidato. A mí me eligieron entre varios de la UNLP. Luego, pasaba a la otra fase. Había que elegir sólo a uno de entre los tres elegidos: uno de la UBA, uno de la UNLP y otro de la UNGS. Entre esos tres, yo resulté el elegido. En esa instancia, fueron los de la Universidad de Primorska los que eligieron basándose en la carta y antecedentes.


¿Cómo te enteraste de la Universidad de Eslovenia?

- Dentro de todas las ramas de la matemática, es de mi interés la teoría de grafos. Más específicamente, la teoría espectral y algebraica de grafos. Cursé la materia Teoría de Grafos y para aprobarla, debía realizar un trabajo de investigación sobre algún resultado de interés relacionado con la materia. Ahí encontré la teoría espectral de grafos. Al indagar con mi profesora sobre la posibilidad de preparar algo de ese tema, me dijo que era un tema del cuál no tenía ni idea, pero lo conocía porque unos amigos suyos de Brasil le habían regalado un libro. Esa publicación me la prestó y con ella estudié para dar la clase. Me fascinó. Con el tiempo, fui buscando información sobre el tema y leía por mi cuenta. Había descubierto lo que me gustaba. Hablé con muchos profesores, fui a congresos y nunca nadie sabía nada de ese tema. Al menos, nadie estaba preparado como para dirigirme en un eventual doctorado (para hacer un doctorado, el alumno debe elegir un profesor que lo forma en un determinado tema de interés y obtener resultados originales, propios, descubrir nuevos resultados matemáticos, nuevos teoremas). Es así cómo me enteré que en Argentina no había matemáticos que investigaran esos temas. Lo más cercano era Brasil. En esas búsquedas que hacía, por hobbie, en internet, para indagar sobre el tema, caigo en el sitio personal de unos de los autores del libro que me había dado mi profesora para estudiar, el del profesor serbio Dragan Stevanovic y veo que había publicado un libro de teoría espectral de grafos donde recopilaba los últimos resultados descubiertos en los últimos 10 años. Quería tenerlo, sin dudas y era carísimo. Así que, medio de caradura, se me ocurrió escribirle un mail explicándole que era un alumno de matemática, de La Plata, interesado en el tema, que tenía que hacer un trabajo para una materia del tema, que desde Argentina era difícil acceder a ese tipo de libros, y le pedí la versión electrónica del libro, en PDF
Tanta fue mi sorpresa que al día siguiente tenía su mail en la bandeja de entrada. Con el sólo hecho de pensar en una mala respuesta, me conformaba diciendo: al menos me respondió. Cuando lo leo, me sorprendió: Me decía que no podía mandarme una copia en PDF porque tenía un convenio con la editorial del libro pero que lo único que podía hacer era mandarme a mi casa, una copia impresa del mismo, totalmente gratis. No lo podía creer. Finalmente me lo envió. No sé qué pasó pero el libro nunca llegó a destino ni volvió a su lugar de partida, Eslovenia. En ese momento, dos años atrás, el serbio era profesor visitante de la Universidad de Primorska. Luego, me enteré que mi profesora de La Plata había trabajado con matemáticos de allí. Y me describió el lugar, a orillas del Adriático, con montañitas, y muchos pasillitos angostos. Y es aquí donde estoy, en Koper, Eslovenia. Increíble.


¿Qué objetivo perseguís formándote en Eslovenia?

-Mi meta era clara. Quería venir a estudiar a esta universidad porque aquí se encuentra el cuarto mejor grupo de investigación a nivel mundial en teoría espectral y algebraica de grafos, muy reconocido, sólo detrás de algunos provenientes de China, Corea del Sur y Australia, pero con muchísimos antecedentes y trayectoria. La Universidad de Primorska es relativamente nueva, se creó en 2003. Y se convocaron matemáticos de Eslovenia y la zona para que vengan a enseñar. Por eso, hay muy buenos matemáticos aquí. La idea entonces es trabajar con un profesor esloveno en lo que sería mi tesis de licenciatura, en un tema de teoría de grafos, del cual él es especialista.


¿Cómo llegás a la carrera de matemáticas?


-Me recibí en la escuela secundaria de Coronel Mom y me fui a La Plata a estudiar licenciatura en Matemática, sólo porque me gustaban los números y tenía facilidad. Costó convencer a mis papás, que siempre me apoyaron, pues en ese momento, ni ellos ni yo sabíamos qué hacía un licenciado en matemática. Simplemente quería estudiar eso, porque en el programa de estudios, no aparecían materias como pedagogía, psicología y demás, cosa que nunca podría haber estudiado. Mi mamá quería que primero estudiara el profesorado de matemática, que sí sabíamos para qué se hacía, y luego, si quería, la licenciatura. Por suerte, sin que yo lo supiera, unos amigos profesores de matemática de mi mamá, que es docente de lengua y literatura, la terminaron de convencer. En la carrera lo primero que me llamó la atención fue que tanto profesores como compañeros asociaron mi buena performance, como consecuencia de ser alumno de una escuela privada. Aún lo recuerdo. Nadie me creía que venía de una escuela pública, de un pueblito del partido de Alberti, de 800 habitantes, donde las clases se suspendían por paros o bien por lluvia, ya que en aquel momento, el acceso Mom-Palemón Huergo estaba muy deteriorado y los profesores, mayoritariamente de Chivilcoy y Alberti, no podían llegar. Por suerte, me adapté muy bien al primer año y a la facultad. No era un número como todos me decían y tenía una buena relación con los docentes, quienes me apoyaron en todo momento. Cada año, la cosa se complicaba aún más, los contenidos. Llegamos a rendir parciales de hasta 8 horas. ¡Nadie lo puede creer! Pero aquí estoy, sobreviví. Actualmente, terminé de cursar toda la carrera y me quedan tres finales para recibirme. Como no hay posibilidad de promocionar, debemos aprobar con finales cada materia y eso me demoró un poco. Una de las principales salidas laborales de la carrera es la investigación. La mayoría de los graduados busca realizar un doctorado, el cual es financiado, por medio de becas, por distintos organismos como el CONICET. Para acceder a las becas, entre otras cosas, es importante tu promedio. Así que siempre traté de cuidar. No podía ir a rendir para el 4. Si me lo merecía, perfecto. Pero nunca me pareció ir a rendir sólo para zafar y tener un final más dado. Como mi objetivo es hacer el doctorado, siempre me esforcé para dar lo mejor de mí. Como consecuencia de ello, hace dos años y medio que trabajo en la Universidad de La Plata como Ayudante Alumno, un cargo rentado en las cátedras, el de menor jerarquía, donde me desempeño como docente de dos materias de primer año: respondo preguntas, hago ejercicios en el pizarrón y corrijo parciales básicamente. También participo de grupos de entrenamiento de alumnos para las olimpíadas de matemática y en cursos de capacitación gratuitos que da el departamento de matemática a profesores de escuelas secundarias para incentivar el uso de las nuevas tecnologías y el software geogebra en las aulas.

 

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